Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1854-1856 (Cortes Constituyentes de 1854 a 1856)
Sesión: 10 de abril de 1855
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: nº 125, 3620 a 3621
Tema: Continúa la discusión del diario anterior sobre la prohibición de la milicia Nacional de discutir, deliberar ni representar sobre asuntos públicos

 El Sr. SAGASTA: Para que los Sres. Diputados comprendan hasta dónde doy yo importancia a las razones, que más bien que razones son desahogos del corazón que yo hasta cierto punto disculpo, voy, antes de ocuparme del Sr. Ministro de Fomento, a hacer una rectificación al discurso del Sr. Bertemati.

El Sr. Bertemati ha dicho que no comprendía cómo yo, siendo liberal, encomendaba a las Cortes la deliberación de los asuntos del país, al Gobierno el mando y a la Milicia Nacional la ejecución. Efectivamente, su señoría debía extrañar que yo opinase así, cuando opino de la manera contraria. Yo a la Milicia Nacional no le doy la ejecución. Yo dije que era necesario que cada cosa ocupase su lugar, y para esto decía: "Cortes Constituyentes, a deliberar; Gobierno, a ejecutar con arreglo a estas deliberaciones; Milicia Nacional, a ser garantía y defensa de los actos del Gobierno con arreglo a las leyes." Eso dije, eso sostengo y no puedo menos de sostener en buenos principios políticos.

Señores, cualquiera al oír al Sr. Ministro de Fomento se figuraría que S.S. tenía razón, porque al verle hablar de la manera que lo ha hecho, y al dirigirse a mí de la manera acre que lo ha hecho... (El señor Ministro de Fomento: No, no. ) ¿No? Pues lo parecía.

Voy a hacerme cargo ante todo de lo que S.S. ha dicho de camarilla. Dice el Sr. Luxán: "No quiero que los Ministros se nombren, se separen, se quiten unos y se pongan otros por una camarilla;" camarilla ha repetido S.S. ¿Cree el Sr. Luxán que soy el eco de alguna camarilla? (El Sr. Ministro de Fomento: No es por S.S.) Entonces, Sr. Ministro, V. S. me permitirá que le diga que esa es una palabra vacía de sentido, valiéndome de las mismas expresiones de que S.S. se ha valido. ¿Qué quiere decir camarilla? ¿Dónde está aquí la camarilla?

El Sr. Ministro de Fomento nos ha dicho aquí que yo quise echar un anatema sobre él, y añadía: "proponga S.S. ese voto de censura, apóyelo y vótelo." No tengo inconveniente en proponerlo, en apoyarlo y en votarlo. Ya he dicho, y siento que S. S. me obligue a volverlo a repetir, que no creo que le merece S.S. ni otros Sres. Ministros por lo que son, sino por lo que aparecen. Pero dice S.S. que nadie debe hacerlo mas que las Cortes: es cierto, las Cortes Constituyentes han obrado bajo una presión extraordinaria, y no lo han hecho por estar bajo de esa presión.... (Rumores.) Sí, Sres. Diputados, yo explicaré esta palabra presión. Aquí, Sres. Diputados, se ha tratado más de una vez de dar un voto de censura a ciertos Ministros, y en el momento se ha dicho: "no deis ese voto de censura, porque el Gabinete considera que alcanza a todo él " ¿y qué se ha hecho? ¿Se quiere negar que eso ha sucedido? No se ha dado ese voto de censura, porque no se [3.620] quería que considerara el Gabinete que alcanzaba a Ministros que merecen su confianza, cuando solo se trataba de una parte de él.

Señores, se ha propuesto y se propuso primero hacerlo Ministro por Ministro, hacerlo para dos, hacerlo para tres, hacerlo para cuatro, y no se ha hecho ni para uno, ni para dos, ni para tres, ni para cuatro. ¿Sabéis por qué? Porque se ha dicho: " no propongáis voto de censura para unos, porque se hace extensivo a todo el Gabinete. " Esto es lo que quiere decir esa presión.

Decía el Sr. Luxan: " El Sr. Sagasta nos ha dicho que los Ministros no gozaban de las simpatías del país; sin duda S.S. cree que sus simpatías son las del país." ¿Cómo he de creer yo eso, si tuve buen cuidado de explicarlo? Yo decía a los Sres. Diputados:" si creéis que esos Ministros no merecen la confianza del país, proponed un voto de censura, pero no permitáis que venga nadie de fuera a echarlos de esos bancos;" y entonces añadía:" ni aun eso necesitáis; apelad a su patriotismo, y ellos abandonarán ese puesto, que creo ocupan dignamente, pero con poca fortuna." ¡Y habiéndome expresado de este modo, viene ahora S.S. a decirme que si creo que mis simpatías son las del país! ¿Cómo han de serlo? No creo yo eso, Sr. Ministro de Fomento.

Decía también el Sr. Luxan:" Examine el Sr. Sagasta todos mis actos como Ministro; S.S. en su ramo es tan entendido como yo; pero en los demás de mi departamento, yo aseguro a S.S. que no lo es tanto." Lejos de mí creerme superior ni aun igual en ese ramo; en ninguno puedo llegar a S.S.; le cedo la supremacía en todos; ¿quién lo duda? No crea S.S. eso de mí.

Pero no voy yo a examinar los actos de todos los Ministros uno por uno; no se trata de eso: creo que sois buenos liberales, pero creo también que el país no sabe apreciaros; no habéis tenido la fortuna, la suerte de que el país os conozca, y he dicho ya que para ocupar ese puesto se necesita no solo ser buenos, sino que es necesario también parecerlo.

Dice S.S. que venía yo aquí a meter ruido. Señores, dejo a la consideración de las Cortes Constituyentes la apreciación de la exactitud de esas palabras. ¡A meter ruido, Sres. Diputados, que yo excuso, siempre que puedo, usar la palabra, y cuando la uso molesto lo menos posible, que procuro no ofender a ningún señor Diputado; yo vengo a meter ruido aquí y a decir palabras sin fundamento! ¿Dónde están esas palabras sin fundamento que yo he dicho?

Diré, para concluir, que recomiendo al Sr. Ministro de Fomento que se sirva pasar la vista por lo que dije el otro día, y estoy seguro de que S.S. me hará el obsequio de rectificar sus palabras.



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